A la memoria de mi padre:
  José Berni Gómez q.e.p.d.
  El inició esta colección
COLECCIONISTA DE VITOLAS DE PUROS
Juan  Alberto Berni González  A.V.E. 1415
 
GRANDES TABAQUEROS.
JOSE MARÍA EVIA GRIÑÉ y su marca de cigarros "LA ESPERANZA".

Jose María Evia, Cigarrera La EsperanzaJosé María Evia, fundador de la cigarrera LA ESPERANZA. (*1)

Hasta ahora, LA ESPERANZA era para nosotros, los vitólfilos, una marca de cigarros de procedencia mexicana de la cual no teníamos más datos que los obtenidos a partir de su corto vitolario (no confundir con la marca cubana del mismo nombre, del fabricante A. López y Ca., luego Nationals Cigars Stands Co. (N.C.S.C.) conocida por su gran variedad vitolas con anclas.

De su análisis se constataba la existencia de dos fabricantes distintos: José Cruz y Cortina y Ca. (ver vitolario de la marca) que, como era relativamente frecuente, pudieron utilizar la misma denominación para su marca de cigarros, o bien en algún momento sería adquirida por uno de ellos, quién sabe.

Pero he aquí que la suerte, y sobre todo la generosidad de un descendiente de nuestro protagonista José María Evia Griñé, nos permite conocer nuevos datos sobre otra tabaquería LA ESPERANZA, quizás más antigua que estas dos ya citadas, con la gran ventaja de tratarse de datos filedignos y plenamente documentados.

El fundador y dueño de la cigarrería LA ESPERANZA, nació en 1867 en la ciudad de Mérida, estado mexicano de Yucatán, como hijo único de José María Evia Carrillo, de origen yucateco y de María del Carmen Griñe Calvo, de origen español.

Fábrica de tabaco La Esperanza Exterior de la fábrica de cigarros “La Esperanza, en la calle 59 nº 11-13-15 de Campeche. Año 1901. (*1)

En 1869 muere el padre, y el resto de la familia viajan a la ciudad de Campeche, capital del estado mexicano del mismo nombre, donde se establecen.
Muy joven, comienza a trabajar en un prestigioso y conocido establecimiento llamado El Pájaro Verde, cuyo propietario era su padrino, Nicolás Ruiz. Parece ser que este establecimiento funcionaba, entre otras cosas, como cigarrera, elaborando cigarros que se presentaban en cajetillas con la figura de un "pájaro verde".
Allí trabajó duro, y con el apoyo de su padrino aprendió con nota el oficio de cigarrero. En 1891 pudo cumplir el sueño de su vida: establecer su propia fábrica de cigarros, a la que puso el nombre de LA ESPERANZA. A partir de ese momento dejó de trabajar en el "Pájaro Verde", aunque su padrino nunca dejó de apoyarle.

.Publicado en El Reproductor Campechano, el 3.2.1895. (*1)

La cigarrera La Esperanza estaba situada en la calle América nº 11-13 entre las calles 10 y 12 del centro de la ciudad de Campeche (hoy calle 59).
En pocos años tuvo que ampliarse a los números 11-13-15 de la misma calle, y para los últimos años del siglo habrá alcanzado un gran crecimiento gracias al trabajo, ingenio y dedicación de su propietario.
Como era habitual en la época, las labores de la marca tenían un diseño atractivo y elegante para favorecer sus ventas y garantizar la calidad y autenticidad de sus cigarros.

Propaganda de los cigarros La EsperanzaPeriódico "La Aspiración del Estado" de 30.8.1896. (*1)

Durante el llamado periodo del porfiriato México experimentó un importante crecimiento del comercio y la industria, participando activamente en multitud de exposiciones comerciales que se celebraban en todo el mundo.
José María Evia no podía dejar pasar la oportunidad de proyección internacional, y decidió presentarse a las Exposiciones Universales del momento, siendo premiado en las de Chicago (1893) y Atlanta (1895) con Mención Honorífica, Gran Diploma de Honor y Medalla de Oro por la gran calidad de sus cigarros, que se debía a la excelente calidad de la hoja de tabaco que usaba para su elaboración, procedente de las mejores vegas mexicanas, obteniendo así un delicado aroma y sabor; de hecho muchos fumadores de sus cigarros creían que estaban elaborados con hoja cubana.
En su tiempo, José María Evia fue considerado como uno de los empresarios más importantes de la región por sus iniciativas comerciales, creatividad y gran capacidad de trabajo.

La Revolución Mexicana, a raiz del fin del régimen de Porfirio Díaz (1876-1911), tuvo nefastas consecuencias para la economía nacional llevando a la quiebra, incluso a la destrucción, a numerosas empresas.
Así, en 1910 la fábrica tuvo que cerrar sus puertas debido a la inseguridad y continuas revueltas que se produjeron en el país .
También influyó el fraude cometido por su contador y hombre de confianza, que supuso importantes pérdidas para la empresa.
A ciencia cierta no se sabe si la fábrica cesó su actividad y cerró definitivamente sus puertas, o si se vendió, pero la familia (sin disponer de pruebas) se decanta por esta segunda posibilidad, pues parece ser que amigos suyos que han indagado en las hemerotecas locales dicen haber leido anuncios en los que se ponía a la venta la fábrica. Esto podría justificar la existencia de vitolas marca La Esperanza del fabricante Cortina y Ca. con sede en la ciudad de San Andrés Tuxla.

La Esperanza, habilitaciónAntigua etiqueta litográfica de La Esperanza. (*1)

Una vez liquidada su fábrica de cigarros, José María Evia redirigió sus negocios hacia otros sectores o actividades industriales, como molinos de nixtamal, que es un preparado a base de maíz utilizado para la elaboración de las tortillas mexicanas tradicionales o una fábrica de chicle llamada "El Zapote”, que funcionó hasta los años 30, cuando tuvo que cerrar debido a la aparición de las cooperativas chicleras y luego los monopolios controlados por las compañías norteamericanas.

Sus hijos no continuaron ninguno de sus muchos negocios.
A su muerte, acaecida el 2 de diciembre de 1940 a la edad de 71 años, no contaba ya con ninguna empresa.

 

Cartón de lotería campechanaCartón de "Lotería La Esperanza", más tarde "Lotería Campechana" completada con las noventa figuras . (*1

LA LOTERÍA CAMPECHANA

México fue uno de los primeros lugares del continente americano donde se comenzó a jugar a la lotería, desde finales del siglo XVIII, en parte para combatir el furor por los juegos de naipes en sus distintas versiones. Además de la baraja existía la lotería de cartones y las rifas de objetos, que se solían dar en celebraciones y ferias. De esa forma el pueblo se distraía y olvidaba otros problemas (qué poco hemos cambiado).

Perfectamente conocedor de estas costumbres, y guiado por su olfato comercial para promocionar sus cigarros, José María Evia, en 1895, ideó una lotería casera para que se jugara no sólo en ferias y celebraciones religiosas, sino también en el hogar familiar. Para ello pidió al dibujante y amigo Manuel Rojas que le pintara 90 figuras icónicas sugeridas por él mismo, y confeccionó con ellas un cartón o cartilla con 90 figuras distintas (animales, personajes, monumentos u objetos), cada una asociada a un número del 1 al 90, que mandó imprimir a efecto de colocarlas en las cajetillas de cigarros de su marca La Esperanza, conformando así la conocida como "Lotería de La Esperanza", ahora "Lotería Campechana".
El premio, consistente en 20 pesos mexicanos, se pagaba a aquel que lograba completar el cartón cubierto con las 90 figurillas. El juego se popularizó tanto que en pocos años las cartillas se llegaron a pintar a mano o bordadas en tela en punto de cruz, convirtiéndose en una modalidad artística popular.

Otra forma de promocionar sus labores tabaqueras fue el obsequio de una participación de su Lotería de la Esperanza, mediante la incorporación de un número que figuraba en el reverso de la envoltura de sus cigarros junto a la fecha del sorteo, que se jugaba en combinación con la Gran Lotería de la Beneficencia Pública Mexicana.
El propietario de La Esperanza garantizaba el pago del premio anunciado (50 pesos) al poseedor del número premiado.

Aunque la aparición de estas dos loterías fue algo posterior a la inauguración de su fábrica de cigarros, en 1891, todo hace pensar que, antes de denominar su marca con el sugerente nombre de LA ESPERANZA, ya tendría en mente la idea de promocionar sus productos con algún tipo de rifa o lotería. De no ser así, pienso que sería demasiada casualidad la elección de esa denominación para su marca.

 

vitolario.

Vitolas marca La EsperanzaMuestra del escaso vitolario no temático de la marca La Esperanza. (*2)
Vitola de "La Esperanza", de José CruzVitola de "La Esperanza", del fabricante José Cruz. (*2)

Como se apuntaba anteriormente, una característica de las anillas de esta marca es su rareza, ya que apenas se conoce un puñado de ellas, cuyo diseño y formato denotan su marcado "carácter mexicano" y su evidente antigüedad, seguramente de finales de siglo XIX y primeras décadas del XX.

Se conocen pocas piezas temáticas:
Dos de ellas con el retrato de políticos mexicanos de la época como Benito Juárez y Porfirio Díaz, otra con el canciller alemán Otto von Bismark y otra más perteneciente a la temática Águilas Mexicanas. El resto de vitolas son "no temáticas" (ver fotos).
También una sencilla habilitación de caja de cigarros, por cierto bastante escasas en marcas de cigarros de procedencia mexicana.

Como observamos en las fotos del escaso vitolario conocido de La Esperanza (ver fotos junto a estas líneas), en muchas de ellas no figura más texto que el nombre de la marca, y en otras se añade el nombre del fabricante:

Vitolas de La EsperanzaVitolas temáticas de la marca "La Esperanza". (*2)

Un detalle importante a tener muy en cuenta es que en ninguna de las anillas conocidas de la marca La Esperanza figura el nombre de José María Evia, lo cual plantea serias dudas sobre el fabricante de los cigarros que anillaron estas vitolas, con dos posibilidades:
1)  Que él fuera el fabricante.
2)  Que lo fuera Cortina y Ca.

En este punto, conviene recordar el hecho de que en las anillas mexicanas de aquella época era relativamente frecuente que solo figurara la marca. Concretamente, esto sucede en bastantes vitolas de La Norma, la marca principal de Cortina y Ca.

Según las fuentes familiares consultadas, la familia de José María Evia destruyó todos los restos de la cigarrera (cajas, vitolas, etiquetas, propaganda, etc.) por lo que es muy probable que todas estas incógnitas se quedarán en el cajón de las revelaciones pendientes.
Quizás algún día puedan ser resueltas.

 

FUENTES DE INFORMACIÓN (*)

(*1)    La totalidad de los datos referidos a José María Evia han sido gentilmente proporcionados por Gabriela, su biznieta, a la que agradezco sinceramente su amabilidad, tanto en mi nombre como en el de todos los amantes de la vitolfília.
(*2)   Imágenes procedentes de la colección del autor y de otros vitólfilos de la A.V.E.

 

 
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