A la memoria de mi padre: José Berni Gómez q.e.p.d. El inició esta colección |
COLECCIONISTA DE VITOLAS DE PUROS Juan Alberto Berni González A.V.E. 1415 |
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GRANDES TABAQUEROS - LA FAMILIA UPMANN y su MARCA H. UPMANN |
La reciente aparición de varios libros y escritos (*1), (*2) y (*3) con información muy bien tratada y documentada sobre el origen de esta familia de industriales tabaqueros y sus distintas ramas (cubana, alemana y estadounidense), contradice algunas afirmaciones de relatos anteriores y esclarece puntos oscuros o no tratados. Por tanto me ha obligado a revisar, corregir y redactar de nuevo los contenidos de esta página. Confío que este trabajo de recopilación y consolidación conduzca a un mejor conocimiento de la verdadera historia de esta saga de industriales y comerciantes alemanes que marcarían un camino de éxito en la dilatada trayectoria del cigarro cubano.
los inicios de la familia UPMANN.
Los orígenes de la familia Upmann se remontan al siglo XVII, cuando Caspar Upmann, natural de Steinhagen (Alemania) se traslada con su familia a la ciudad de Halle (Westfalia) alrededor de 1650 buscando entrar en el mundo del comercio, ya que en aquellos años los artesanos y los comerciantes solo podían encontrar un buen trabajo en las grandes ciudades. De este modo, los Upmann establecieron en Halle una tradición relojera, convirtiéndose en una de las familias más respetadas y ricas de la ciudad.
En 1792, después de cuatro generaciones, el padre de nuestro protagonista, Hermann Friedrich Upmann (1767-1840), residente en Halle y de profesión maestro relojero, contrae matrimonio con Johanna Friederica Birkemeyer (1775-1840), natural de Bielefeld, hoy perteneciente al estado federado de Westfalia Oriental, región de Lippe. La pareja se trasladó a la casa de la esposa, propiedad de la familia Birkemeyer desde 1680, en Alter Markt 66. En 1822, los negocios familiares habían prosperado, así los Upmann junto con su cuñado Birkemeyer, fabricante de peines para telares, compran otra casa mayor en la esquina contigua de la calle.
El matrimonio tuvo en total nueve hijos: tres hijas (Dorothea, Johanna y Caroline) y seis hijos (Johann Friedrich Wilhelm, Heinrich, Florenz, Hermann Dietrich, August Ludwig y uno más que falleció prematuramente). En 1840 fallecen ambos cónyuges, quedando los hijos bajo la tutela de su tío Birkemeyer.
Herman Dietrich Upmann (1816-1894) y su hermano menor, August Ludwig (1818-1873) serán los fundadores y artífices del imperio tabaquero H. Upmann.
Muy poco se sabe del periodo juvenil de Herman Dietrich Upmann, el protagonista principal de esta historia; solo que nació el 2 de mayo de 1816 y que hizo un breve aprendizaje en el mundo de los negocios antes de abandonar su país con destino a La Habana, a finales de 1839, cuando apenas tenía 23 años, en búsqueda de oportunidades, en un momento de gran auge de la industria del tabaco en la isla.
Del mismo modo que sucedió en el resto de Europa en aquellos años, muchos jóvenes emprendedores alemanes pensaban que su país se había quedado pequeño para sus ambiciones, y buscaban más allá del Atlántico unas mejores oportunidades para triunfar en los negocios.
Seguramente el mundo del tabaco no le fue ajeno, pues durante los años que Hermann vivió en Alemania debió tener contactos con la industria del tabaco, ya que la provincia de Minden-Ravensberg (hoy Westfalia) a la que pertenecía Bielefeld era, desde 1830, un importante centro de fabricación de cigarros, uno de los más antiguos de Alemania después de Hamburgo y Bremen. Entonces, la fábrica más importante era la compañía Crüwell, que ya en 1705 se hablaba de su fundador, el tabaquero Johann Georg Crüwell.
Siempre según fuentes familiares (*2), durante la travesía, Hermann conoció un pasajero inglés que le habló sobre las posibilidades de hacer negocios en Cuba, y en particular en la pujante industria tabacalera de aquellos años. Una vez allí le ayudaría en el aprendizaje del oficio de torcedor de cigarros.
SU ESTANCIA EN LA HABANA Y SUS PRIMEROS NEGOCIOS.
Una vez en La Habana, como no podía encontrar trabajo, aprendió el oficio de fabricante de cigarros, aplicó sus conocimientos sobre comercio y entró en el negocio del tabaco. Tenía escasos medios económicos, pero en aquellos años de gran pujanza del tabaco cubano no era necesario grandes inversiones de capital, ya que con unos pocos esclavos y un pequeño local alquilado a modo de chinchal resultaba viable comenzar la producción.
Al poco tiempo de su llegada a La Habana (se desconoce el momento exacto), se le unió a la aventura tabacalera su hermano menor August Ludwig, conformando ambos la primera generación de Upmann en Cuba. Aunque el taller inició su actividad el 1 de marzo de 1844, la primera certeza oficial del mismo la encontramos en el registro mercantil de La Habana, donde consta documentalmente que el 9 de mayo de 1844 el capitán general de la Isla, Leopoldo O’Donnell, concede licencia de apertura de una tabaquería para fabricar y vender cigarros con la denominación H. UPMANN en el número 75 de la Calle San Miguel, en la zona extramuros de La Habana vieja.
Curiosamente, la empresa celebró el centenario de su fundación el 15 de octubre de 1944, y no el 9 de mayo, no pudiendose justificar esta diferencia o decalaje entre las dos fechas.
En aquellos años de gran auge del tabaco en todo el mundo, en la isla caribeña proliferaban los talleres de tabaco que elaboraban sus cigarros en pequeños locales llamados chinchales, donde trabajaban de forma artesanal unos pocos operarios. Un informe estadístico oficial de 1861 (*18) cifraba en 1.217 dichos talleres en toda la Isla, de ellos 516 solo en La Habana, siendo 158 los calificados como de 1ª clase (con más de 50 operarios).
De estas cifras sacamos dos conclusiones:
Sobre el nombre de la marca hay distintas opiniones, y muy especialmente con la inicial H de H. Upmann, pues mientras unos dicen que correspondería a la letra inicial del nombre del fundador, Hermann Dietrich, otros afirman que correspondería a la inicial de Hermano, pues creen que fueron ambos hermanos (Hermann y August) quienes intervinieron directamente en la fundación de la marca.
Como hacían la mayoría de comerciantes alemanes en la Isla, al poco tiempo de su llegada a La Habana se afilió en la Asociación Alemana, y allí conoció a Alexander Friedrich Kleinwort.
Ambos colaborarían en sus respectivos negocios en los años que pasaron juntos en Cuba, además de fraguar una sincera amistad, que perduraría el resto de sus vidas.
Kleinwort era un joven empresario que había comenzado su carrera en Cuba en la casa de comercio de Adolf Höber, que importaba textiles de Bielefeld. También trabajaba libremente por cuenta propia comerciando con ropa fabricada allí.
Hermann propuso a su compatriota y amigo, Kleinwort, entrar en su negocio tabaquero reinvirtiendo parte de sus beneficios.
La colaboración con Kleinwort fue decisiva para Hermann, y pronto lograrían importantes ganancias. Buen ejemplo de ello fue en la campaña 1843-1844, se esperaba una previsible escasez de tabaco de calidad, entonces Kleinwort sugirió a Upmann que comprara 10.000 pesos de tabaco a buen precio, operación que fue financiada mediante varios préstamos avalados por ambos; con esta operación, la fábrica H. Upmann conseguiría ganancias considerables que permitieron expandir sus negocios.
Lo cierto es que los hermanos Upmann supieron aprovechar sus oportunidades, logrando para su marca H. Upmann un fulgurante éxito y reconocimiento internacional basado en la continua mejora de la calidad y presentación de sus productos. H. Upmann fue una marca innovadora, que revolucionó el transporte y la distribución de sus productos, al ser uno de los primeros fabricantes en emplear cajas de cedro para almacenar y conservar sus habanos con la menor pérdida de humedad, frescor y aroma durante el largo viaje a sus lugares de destino.
Entre 1855 y 1907, les fueron concedidas la nada despreciable cifra de doce medallas de oro en diferentes exposiciones internacionales, que figuran con orgullo en las etiquetas litográficas de las cajas de puros de su marca, y que hoy podemos admirar.
Aprovecho para recordar que el número de medallas que figuran en las distintas etiquetas litográficas de las cajas de puros (habilitaciones) es inversamente proporcional a su antigüedad; por ejemplo, si vemos una etiqueta litográfica H. Upmann con tres medallas podemos afirmar que estamos ante una verdadera joya, pues sería de su primerísima época, ya que la primera que se le concedió fue en 1855 (París).
En 1846, incorporaron en su equipo a otro compatriota de Bremen, Johann Heinrich Claussen, quien una vez formado en Nueva York durante varios años, se unió al trabajo en La Habana.
En 1853, fue aceptado por Upmann como socio, abriendo un nuevo taller cercano a su fábrica a nombre de Flor del Pacífico, que estuvo activo hasta 1891. Claussen regresaría a Alemania en 1862.
EL REGRESO A ALEMANIA (BREMEN).
En 1852, fundaron la compañía de cigarros Herm. Upmann & Co. Bremen, después denominada como H. Upmann & Co. Bremen.
La ciudad de Bremen, antiguo puerto hanseático, era en aquellos tiempos una ciudad libre y punto estratégico de entrada de gran parte del tabaco y del vino hacia el centro de Europa, por ello fue elegida como sede de sus negocios tabaqueros en Alemania.
Su hermano menor, August, se quedó en La Habana al frente de la fábrica.
Ese mismo año de 1852, funda la línea naviera Gudewill & Upmann en asociación con Friedrich Wilhelm Gudewill, con sede en Bremen. El objetivo era transportar más eficientemente sus cigarros H. Upmann cada vez más demandados en toda Europa, a través de una compañía gestionada por su equipo.
Poco después de la muerte de Gudewill, en 1859, Upmann quedó como propietario único del negocio, aunque todavía bajo el nombre de Gudewill & Upmann.
Hermann Dietrich había contraido matrimonio en noviembre de 1848, en Bremen, con Wilhelmine Amalie Gravenhorst (1825-1849). Viajó con él a La Habana, pero murió prematuramente de fiebre amarilla tres meses después, a la edad de 24 años.
El clima tropical de Cuba también fue consumiendo la salud de Hermann Dietrich, hasta que, llegado un momento, los médicos desaconsejaron tajantemente su estancia permanente en la isla, y así en 1852, decidió regresar a Alemania, estableciéndose en Bremen, aunque hasta 1853 no consta oficialmente un primer domicilio fijo en Contrescarpe 53, según el registro civil de la ciudad.
Desde su regreso a Alemania, Hermann nunca dejó de visitar a su familia en Bielefelder, y precisamente de sus hermanas surgió la iniciativa de levantar allí una residencia dedicada a mujeres mayores necesitadas, sobre todo para un amplio colectivo de mujeres solteras que, después de cuidar a sus padres o hermanos, quedaban al final de sus días al borde de la pobreza. Fue financiado por los hermanos Upmann con un capital inicial de 20.000 marcos, que pronto aumentaron a 120.000.
La primera piedra del edificio, llamado Upmannstift, fue colocada en 1874 e inaugurado con una capacidad de 20 habitaciones, ampliada posteriormente a 30.
Las tres hermanas Dorothea, Johanna y Caroline Upmann, que vivían humildemente en Bielefelder explotando una tienda de mercería y textiles, también fueron beneficiadas por sus hermanos ricos, ya que les permitieron vender en sus domicilios los mejores puros habanos H. Upmann que estaban dirigidos a los clientes de mayor nivel adquisitivo.
August Ludwig Upmann se trasladó a Camerún (África Occidental) en 1870, apoyado por sus amigos de la familia Woermann. Allí inició allí un proyecto para cultivar tabaco, que terminaría en fracaso. En 1873 pone fin a la aventura y regresa a Alemania, fija su residencia en Dresde y al poco tiempo fallece, el 18 de septiembre de 1873, quedando su sobrino Heinrich al frente de los negocios en Cuba. Ese mismo año se cambió el nombre de la fábrica de la Habana, que pasa a denominarse a H. Upmann y Cia.
August permaneció soltero y sin hijos, repartió su fortuna entre los hermanos que aún vivían (cuatro varones y dos mujeres), y entre sus sobrinos.
Hermann Dietrich Upmann falleció en Bremen, el 29 de enero de 1894, sin dejar descendencia. Fue enterrado en el cementerio de Riensberg (Bremen) junto a su hermano August, fallecido en 1873. Años atrás había redactado un meticuloso testamento, en el que repartía sus negocios entre sus sobrinos, sin olvidar a distintas instituciones sociales en Bremen y Bielefeld.
Poco se conoce sobre su personalidad, pero algún rasgo se puede deducir del discurso del pastor en su funeral, que dice así:
« Su figura es una de las más populares en nuestra ciudad, ya que le hemos visto diariamente, puntualmente erguido por nuestras calles, simple en su apariencia, amigable en la manera de entregarse. No era una de las personas que más hablaba, pero tenía principios firmes, un corazón alemán y vocación de servicio. No le gustaba figurar en las listas. Su expresión hablaba de benevolencia y generosidad, y así lo demostró. »
Los negocios de Nueva York.
Desde los primeros años de actividad de la empresa, Hermann Dietrich trabajó estrechamente con Alexander Friedrich Kleinwort en el mercado financiero estadounidense.
Ambos jóvenes empresarios decidieron confiar las finanzas de sus negocios a la empresa comercial Ferdinand Karck Brothers, con sede en Nueva York, ciudad que se había convertido en un importante centro financiero y comercial, y muy especialmente en sus intercambios comerciales con Cuba.
Mas adelante abrieron allí una oficina de negocios, que como veremos más adelante sería un factor decisivo de éxito para la expansión de la empresa Upmann, llegando a primar más la actividad financiera que la exclusivamente tabaquera.
Heinrich Upmann, sobrino de Hermann Dietrich, es el representante más importante de la 2ª generación). (*2) |
la segunda generaciÓn UPMANN Al mando de la empresa.
Ninguno de los dos fundadores de H. Upmann, Hermann y August, tuvieron descendencia. Serían sus tres sobrinos varones, los hijos del hermano mayor Johann Friedrich Wilhelm, quienes serían designados en 1860, para hacerse cargo de la gestión de la empresa. Johann Friedrich Wilhelm, de oficio relojero, que se había quedado a vivir en Bielefelder, tuvo cuatro hijos fruto de su matrimonio con Marie Braesecke: una hija y tres hijos: Heinrich (1842-1914), Carl Friedrich Wilhelm (1844-1922) y Hermann Friedrich Heinrich (1846-1910); todos ellos se habían preparado meticulosamente para desempeñar sus futuras tareas en la dirección de los negocios, incluido un aprendizaje de cuatro años en Cuba bajo la tutela de su tío August, antes de agregarse a la estructura de la compañía.
La Banca H. Upmann.
En 1864, Heinrich Upmann viajó a Cuba desde Bielefelder para ponerse al frente de los negocios de H. Upmann en Cuba. Heinrich modernizó y diversificó la compañía, fundando, en 1868, la Banca H. Upmann & Co. con sede en La Habana, en un edificio que hacía esquina entre las calles Amargura y Mercadería, con un capital inicial de 220.000 pesos, de los cuales el 90% lo aportó Hermann Dietrich y el 10% restante entre Heinrich Upmann y Wilhelm Rocholl, que había llegado a Cuba en 1860 procedente de una familia de comerciantes y fabricantes de tabaco y cigarros en Minden (Alemania). Posteriormente, Rocholl sería sustituido por Johann Runken y Friedrich Remmer, ambos procedentes de Bremen.
Uno de los objetivos de la Banca Upmann fue invertir adecuadamente las importantes ganancias obtenidas y a su vez garantizar la continuidad las materias primas necesarias la continuidad de su fábrica de cigarros, ayudando a los cultivadores y cosechadores de tabaco con préstamos baratos, sobre todo en los años de malas cosechas.
Estas experiencias eran bien conocidas por los Upmann's en sus primeros años en Bielefeld, cuando, en tiempos difíciles con enormes hambrunas, surgieron estos bancos cooperativos con fines sociales. En poco tiempo, la Banca Upmann se convertiría en una de las entidades financieras mas solventes y de mayor negocio de Cuba, gracias a la utilización de modernos modelos de gestión y a la diversificación de su actividad en otros sectores. Con el paso del tiempo, el negocio bancario llegó a superar en importancia a la propia actividad tabaquera.
El Gobierno español, necesitado de dinero para financiar la guerra entre España y los EE.UU acudió a la Banca Upmann, que les prestó 500.000 pesos. Al comienzo de los disturbios en Cuba y dado el cariz de los acontecimientos, muchos banqueros comenzaron a retirar su dinero de Cuba, y la Banca H. Upmann & Co. no fue menos, enviando grandes cantidades de dinero, plata y oro a New York, a través de su oficina allí.
En sus últimos años, Heinrich regresó a Europa, fijando su residencia en Hamburgo, donde falleció en 1914.
Carl Upmann, New York.
Ponen al mando de los negocios de Nueva York a su sobrino Carl Friedrich Wilhelm Upmann,
que fructificaría en 1871 con la apertura de una fábrica, para la elaboración de cigarros de la marca Carl Upmann, ubicada en 404 East Fifty-Ninth Street. En las habilitaciones de la marca figura registrada con el nº de factoría 253 del tercer distrito del estado de Nueva York.
Entre otras distinciones, fue premiada con una medalla en la Exposición Universal de Chicago de 1893 (World's Columbian Exposition), como figura en el texto del anuncio de los cigarros Carl Upmann's Bouquet (ver foto a la derecha).
La fábrica de Nueva York permaneció activa durante más de 40 años. En ese periodo debió entrar como socio un tal Wilcox, pues en algunas vitolas y habilitaciones figura como fabricante la empresa Upmann & Wilcox.
En la década de 1880 trabajaban en ella unos 400 tabaqueros, con buenos salarios y de forma continuada durante todo el año, a diferencia de otros fabricantes.
Dado la excelente productividad de las fábricas estadounidenses y las ventajas fiscales que ofrecía fabricar cigarros en el propio territorio de los EE.UU, decidieron trasladar parte de la producción de cigarros cubanos la planta de Carl Upmann, Nueva York.
A principios de la década de 1910 fue cerrada, trasladándose a una nueva fábrica en Tampa, con la denominación Carl Upmann, Inc., ubicada entre las calles Tampania y Spruce Street. (*17)
En 1922, después de la muerte de Carl Friedrich Wilheim, la gestión de la empresa fue confiada durante diez años a un fideicomiso estadounidense, hasta que sus sobrinos Heinrich Wilhelm y Carl Julius Upmann fueron aceptados como herederos legítimos. Este último sería, en adelante, su director.
Herm. Upmann & Co. (Bremen).
El 6 de julio de 1871 fundan una nueva compañía, Herm. Upmann & Co., constituida como sociedad comercial e inscrita en el registro mercantil de Bremen, y ponen como director al mas joven de los sobrinos, Hermann Friedrich Upmann, incorporando como accionista a Wilhelm Frahm, una persona de experiencia y máxima confianza, pues había trabajado para la compañía durante años como apoderado de Herman Dietrich.
En 1894, después de la muerte de Hemann, Johann Runken se hizo cargo de la compañía junto a sus antiguos socios, Wilhelm Frahm y Hermann Friedrich Upmann.
La fábrica de H. Upmann en la Habana (La Madama).
En la década de 1880 la producción había aumentado tanto que la dirección se vio obligada a construir un nuevo e inmenso edificio de 1.000 m2 de planta, con dos pisos y sótano, para su fábrica en las afueras de La Habana, concretamente en la Calzada de Carlos III nº 159 esquina a Belascoaín, ocupando la manzana completa (3.193 m2) formada por las calles Carlos III, Belascoaín, Estrella y San Carlos (hoy Avenida Salvador Allende). Lucía amplios portales por cada una de estas y tenía planta cuadrada con patio central techado rodeado de galerías. Interiormente estaba dividida en dos espacios principales: el destinado a almacén con estrecho patio rectangular y el área más grande destinada a la fábrica.
Fue inaugurada en 1891, constutuyendo uno de los más grandes y bellos edificios industriales construidos hasta entonces en La Habana, que apodaron la madama por su elegancia y grandiosidad.
A principios del siglo XX, las fábricas de H. Upmann empleaban un total de 900 hombres y 300 mujeres. Ya a mediados del siglo XX, la fábrica fue denominada Fábrica de José Martí como reconocimiento a su postura luchadora en el mantenimiento de la independencia y calidad de tabaco cubano.
En la actualidad apenas queda rastro de tan imponente edificio, solo cuatro solitarias columnas sueltas que soportan una galería peatonal. (*13)
Dos de los cuatro hijos de Heinrich Upmann. Arriba Hermann; abajo Albert Heinrich, representan la tercera generación. (*3) |
la TERCERA generaciÓn UPMANN. EL APOGEO Y CAIDA DE LA EMPRESA FAMILIAR.
Los protagonistas de la tercera generación de empresarios Upmann fueron los cuatro hijos fruto del matrimonio de Hermann Friedrich Heinrich, el menor de los sobrinos de los fundadores, con Marie Lucie Braesecke.
Los cuatro jóvenes fueron preparados meticulosamente para irlos integrando progresivamente en los puestos más relevantes de la compañía. El relevo se efectuó a principios de la década de 1900, momento que se aprovechó para llevar a cabo cambios necesarios en la administración de la empresa.
En 1905, el continuo aumento de la producción hizo que la fábrica de La Madama se quedara pequeña, lo cual motivó la construcción de una segunda fábrica igualmente grande en la ciudad de Calabazar, a las afueras de La Habana.
Al principio de la década de 1910, H. Upmann, con una producción de 25 millones de cigarros al año y 1.200 trabajadores, era considerada como una de las más grandes y prestigiosas marcas de cigarros a nivel internacional. Sus excelentes cigarros estaban dirigidos casi en exclusiva a la exportación, siendo sus principales mercados Inglaterra, EE.UU. y Alemania, seguidos por Argentina y España, entre otros, todo ello a pesar de los impuestos y barreras aduaneras que muchos gobiernos interponían para intentar proteger su producción nacional; pero todo era inútil, pues la calidad y la reputación del cigarro H. Upmann estaba suficientemente asentada entre los fumadores cuyo nivel económico se lo podía permitir.
El 17 de diciembre de 1912, la empresa pasó a denominarse H. Upmann Co., figurando en el registro mercantil de La Habana con el nº número 89.518. (*19)
A partir del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, y más concretamente desde 1917, momento en que los EE.UU. entran en la contienda, comenzaron los tiempos verdaderamente difíciles para la compañía.
En 1916, en Alemania, la empresa H. Upmann & Co. Bremen se vio obigada a cerrar, debido al bloqueo comercial aliado consecuencia de la 1ª Guerra Mundial.
En Cuba, veintisiete empresas alemanas aparecieron en una suerte de lista negra de empresas a controlar y perseguir, y uno de los más importantes, el Upmann Bank, sería el blanco de una campaña de desprestigio que finalizó el 16 de octubre de 1918 con el arresto domiciliario de sus directivos, Hermann y Albert Upmann, acusados de espionaje.
Una vez finalizada la guerra, la situación económica de Cuba era muy delicada. La larga crisis del sector del azúcar terminó por hacer estallar la economía de la Isla en 1920, desencadenando el cierre y liquidación en cadena de la mayoría de bancos cubanos. El Banco Upmann al principio resistió, pero finalmente el 1 de mayo de 1922, con sus valores bancarios congelados y los depósitos de los clientes en los bancos de sus socios ingleses, tuvo que declararse en suspensión de pagos y quiebra técnica.
Todo indica que las empresas familiares de los Upmann fueron presa del odio, rencor exacerbado y represalias que generó la Primera Guerra Mundial contra el nacionalismo alemán; con el transcurrir de los años iría fraguando y desembocaría, en 1939, en una segunda contienda mundial aún más terrible, si cabe.
En 1923, H. Upmann & Co. Bremen reinició sus actividades empresariales con Heinrich Wilhelm Upmann como director, que continuo dirigiéndola hasta poco después del final de la Segunda Guerra Mundial. La empresa ha perdurado hasta nuestros días (2019), comercializando sus cigarros bajo la marca H. Upmann & Co., siendo su actual propietario Heinrich Dietrich Carl Upmann.
EL FINAL DE LA FÁBRICA H. UPMANN, EN LA HABANA.
La situación de la fábrica de cigarros de La Habana también se fue deteriorando progresivamente, hasta que la crisis financiera y la quiebra de la Banca Upmann hizo insostenible su futuro, siendo embargada al no poder cumplir con el pago de sus deudas.
El 6 de junio de 1922 terminaba oficialmente la historia de la empresa tabaquera familiar Upmann, en La Habana.
El 13 de octubre de 1922, sus propietarios, los socios Hermann y Albert Upmann fueron juzgados y absueltos de los cargos de bancarrota fraudulenta y de retirada de activos irregular.
El 18 de diciembre de 1922 fue subastada y vendida por 30.000 pesos cubanos a su mayor cliente y representante de la marca en el Reino Unido, la empresa británica J. Frankau & Co., predecesora de la actual compañía tabaquera Hunters & Frankau,
absorbió la totalidad del negocio de los cigarros H. Upmann en Cuba, incluyendo la fábrica de La Habana y los derechos de la marca en todo el mundo.
Herman Albert Upmann, con la salud muy quebrantada por los sufrimientos de este proceso, fallecería en La Habana poco después, el 3 de septiembre de 1925; su esposa, María Dolores Machín, dio continuidad a todas las propiedades y negocios heredados de su esposo junto a los suyos propios.
Su hermano Heinrich Albert, socio y copropietario de los negocios de la familia Upmann en Cuba, se casó con una americana y emigró a los EE.UU., donde se le pierde la pista, falleciendo en La Habana sobre 1924. (*3)
LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA FÁBRICA CARL UPMANN INC. EN TAMPA.
Alrededor de 1932, una vez resuelto el testamento del propietario Carl Friedrich Wilheim a favor de sus sobrinos, se pone al mando de la empresa uno de ellos, Carl Julius Upmann.
Parece ser que, por sobrecarga de trabajo en la fábrica de Carl Upmann Inc. en Tampa, parte de la producción se subcontrató a otra factoría de la ciudad, y en ella trabajaba un tal Antonio Suárez, tabaquero cubano que, como veremos a continuación, sería parte importante de esta historia.
Suárez había trabajado en un chinchal de Nueva York elaborando habanos de su marca, La Goyesca, para luego trasladarse a Florida en busca de mejores horizontes.
No se sabe con exactitud lo que pudo suceder, pero el hecho es que, en 1941 aparece la empresa Upmann & Suárez, que dirigida por el tal Antonio Suárez, comienza a vender los cigarros Carl Upmann usando sus mismas vitolas y etiquetas.
En 1946, Suárez dio de baja la empresa Upmann & Suárez y estableció otra, Antonio Suárez y Cia, fabricando cigarros de las marcas Carl Upmann y Upmann's Repeaters. Pese a una inicial resistencia por parte del registro de patentes, ambas marcas fueron registradas en junio de 1955.
En 1963, Suárez vendió los derechos de sus marcas a Zelick Gimelstein, propietario de Zelick's Tobacco Corporation, con sede en Miami.
En 1974, el nuevo director, Alex Gimelstein, registra la compañía Upmann International, Inc. y solicita a la Oficina de Patentes el registro de la marca Upmann, lo que desencadena la correspondiente demanda judicial por parte de los sucesores legítimos de H. Upmann, la sociedad cubana Menéndez y García (en ese momento Cuban Cigar Brands NV), pidiendo cancelar todas las marcas de cigarros comercializadas por la citada corporación norteamericana en cuya denominación figurase el nombre de Upmann.
El 20 de julio de 1978, el Tribunal de Distrito Sur de Nueva York da por canceladas las citadas marcas Carl Upmann y Upmann's Repeater y prohíbe al demandado, Upmann International, Inc., el uso de la palabra Upmann como marca o formando parte de cualquier nombre corporativo. (*19)
ANÁLISIS DE LAS ANILLAS CARL UPMANN, EN ESTE ÚLTIMO PERIODO.
La mera observación de las anillas impresas correspondientes a esta última etapa de la marca Carl Upmann, después del cierre de la fábrica de Nueva York y la apertura de la nueva fábrica en Tampa, ratifica, en lo que cabe, la veracidad de los acontecimientos relatados anteriormente.
Vemos (figura de la izquierda) que las vitolas incorporan en las alas el nuevo nombre del fabricante con el texto: Carl Upmann Inc. y en algunas Florida Made.
También vemos que incorporan el típico escudo de la marca alemana de Bremen: H. Upmann & Co. # Bremen (imagen de la derecha, arriba).
En un momento clave de su evolución, seguramente coincidiría con la etapa de Antonio Suárez, cambia radicalmente su diseño, pasando a ser de forma cuadrada con las alas curvas y en disminución, aspecto que tendrá una total continuidad cuando la fabricación continúe en Holanda.
También observamos, cómo en la última anilla de la izquierda ya no figura el nombre del fabricante H. Upmann Inc., figurando solo Carl Upmann, pero conservando la fecha de constitución, EST. 1871, de la marca Carl Upmann, Nueva York.
Parece ser que, sobre el año 1945, una empresa holandesa compró una partida de cigarros del fabricante Carl Upmann Inc., y los comercializó con la denominación de Carl Upmann. Posteriormente, aprovechando la laxitud de las liberales leyes holandesas, registraron oficialmente la marca conservando el nombre.
Escudo (ampliado) que la marca H. Upmann & Co. Bremen usaba para sus vitolas. (*20) Vitolas modernas de la marca Carl Upmann, de un fabricante holandés . (*20) |
Como se aprecia en las vitolas de la parte derecha, todas las correspondientes a esa etapa, siguen conservando el escudo de la rama H. Upmann de Bremen, pero ahora el texto en las alas es: Holand, Utrech, Holand Made o Hofleverancier (proveedor de la corte), incluso en algunas ya no figura el típico escudo anterior.
Todas estas maniobras: falsificaciones, imitaciones, suplantaciones, engaños, etc., que consistían en utilizar fraudulentamente los nombres de las marcas, o parte de ellos, para aprovecharse de su prestigio en beneficio propio, fueron profusamente usadas y serían merecedoras de un capítulo aparte.
Lo cierto es que la fama y el renombre de la marca H. Upmann siempre atrajeron la atención de otras empresas que cayeron en la tentación de beneficiarse de su prestigio internacional, y como era muy habitual, hubo multitud de demandas y juicios de difícil solución debido, entre otras causas, a las diferentes legislaciones de los países en litigio.
H. UPMANN MONTECRISTO.
En 1924, dos años después de adquirir la fábrica H. Upmann, Hunters & Frankau, decide arrendar la fabricación de sus cigarros a la sociedad cubana fundada por los españoles Hermanos Solaun, por entonces fabricantes de la marca La Nacional.
Todo apunta a que la decisión fue consecuencia directa de su falta de experiencia en la industria manufacturera de tabaco, ya que se dedicaba mayoritariamente a la distribución.
En 1936, la sociedad J. Frankau & Co. decide cancelar el contrato de arrendamiento que mantenía desde 1924 con la sociedad presidida por los Hermanos Solaun, y el 2 de agosto de 1939 (*19) se formaliza la venta de la marca H. Upmann a la sociedad Menéndez, García y Cía. que, en 1835, había creado su propia marca de cigarros especiales Montecristo, dedicada a habanos de gran calidad de liga, y que con el paso del tiempo se convertiría en la famosa marca H. Upmann Montecristo.
Con la excelente gestión de su nuevo propietario, la marca H. Upmann inició un periodo de gran crecimiento, mejora de la calidad y aumento continuado de su producción, constituyendo el motor que impulsará la fábrica, que con el paso del tiempo acaparará la atención de fumadores y negociantes de todo el mundo.
En 1944, coincidiendo con la proximidad del primer centenario de la creación de H. Upmann, la sociedad Menéndez y García quiso celebrarlo con la inauguración de un nuevo edificio para su fábrica, para lo que se utilizó el solar ocupado por el almacén anteriormente citado de la calle Amistad 407-408, al lado del almacén de tabacos de Menéndez, García y Cía. Tenía estilo ecléctico de elegante sobriedad, con cuatro plantas y altura total de 20 metros, planta rectangular con amplios salones corridos y patio central. (*21)
En sus últimos años de actividad libre en Cuba, H. Upmann había logrado copar el mercado de exportación de cigarros premium, con una cuota de cerca del 80%. En los EE.UU., los puros Upmann se vendían en lujosas y atractivas cajas de cedro, especialmente distribuidas en tiendas de lujo por los principales importadores y distribuidores de cigarros, como producto de primera calidad.
La empresa Menéndez y García invirtió importantes cantidades de dinero en publicidad directa en medios de comunicación, periódicos y revistas norteamericanas. En 1959, su último año completo de negocios en Cuba, la compañía exportó a este país más de cinco millones de cigarros, que se vendían al pormenor entre 0,50 y 1.25 dólares por cigarro, según la vitola.
Finalmente, a partir de 1959, con el triunfo de la revolución castrista en Cuba, y en cumplimiento de la ley 914 de 1960, ese mismo año la fábrica es nacionalizada, incautada e integrada en el organismo estatal Cubatabaco, cuyo objetivo era centralizar todas las empresas tabaqueras cubanas existentes.
la aventura canaria. c.i.t.s.a.
Inmediatamente, las dos familias, Menéndez y García, abandonaron la isla y se trasladaron a Las Palmas de Gran Canaria.
Allí, utilizando fondos depositados en Miami, adquirieron diversas marcas de tabaco, como La Selva, El Carmen, El País, El Avión y La Romana, incorporando en su equipo a tabaqueros cubanos expertos en la elaboración de cigarros puros de calidad.
Este personal cualificado colaboró activamente en la creación y desarrollo de una escuela de capacitación de aprendices en la isla canaria, que funcionó durante mucho tiempo.
Entre 1961 y 1966 compraron nuevas marcas tabaqueras Canarias como: La Insular, D. Miguel, Flamenco, D. Diego, D. Marcos y Montecruz, que agruparon bajo la denominación C.I.T.S.A. (Compañía Insular Tabaquera S.A.). En el periódico ABC del año 1965 se anunciaban dichas marcas con el siguiente texto:
« CITSA presenta a los fumadores españoles sus marcas de cigarros puros Don Miguel y La Insular. C.I.T.S.A., fundada por los señores Menéndez y García, propietarios y fabricantes hasta 1960 de las célebres marcas H. Upmann y Montecristo, en La Habana, garantizan ahora la calidad tradicional de sus productos. » (*16)
Menéndez y García, después de trasladarse a Canarias, pasan también a la República Dominicana, donde siguieron fabricando esta marca para el mercado americano bajo la propiedad de Altadis S.A.
En 1970 se realizó una prueba de fabricación de puros H.Upmann, restringido a las islas Canarias, ya que aún estaba pendiente el pleito internacional en el que los EEUU exigían el derecho de uso de las marcas Montecristo y H. Upmann.
Finalmente, los distintos juicios se celebran y fallan a su favor (*19), y así en noviembre de 1975, salen las primeras unidades de puros H. Upmann de la fábrica de Las Palmas cuyos dueños eran José M. García y Alonso Menéndez (accionistas mayoritarios), y socios con menor participación Omar y Adolfo García, así como Hermenegildo y Benjamín Menéndez.
El regreso de H. Upmann a los mercados internacionales, y en especial al estadounidense, fue recibido con una renovada aceptación.
Finalmente, en 1976, venden el 60% de las acciones de la sociedad a la multinacional Gulf & Western N.V. y otro 20% al Grupo Fierro, quedándose José García con el 20% restante.
Para terminar, solo comentar que una famosa leyenda popular sostiene que el cigarro favorito del presidente de EE.UU. John F. Kennedy era el H. Upmann Petit Upmann. La noche anterior a la firma del embargo, había pedido a su ayudante Pierre Salinger adquirir un total de 1.200 de sus cigarros favoritos para aprovisionar los estancos de Washington DC. Sin embargo, otros afirman que todo es falso, pues los puros favoritos de Kennedy eran, en realidad, de origen filipino.
MEDALLAS CONCEDIDAS (*4):
París (1855), Londres (1862), Oporto (1866), París (1867), Moscú (1872), Viena (1873), Chicago (1893).
Les fue otorgado la calificación de Proveedor de Su Majestad Don Alfonso XIII, con sello de Privilegio del uso de las reales armas.
RelaciÓn de Marcas de fÁbrica y anexas (*4):
Adelina Patt | Alberta | American Girl | La Amita | Benjamín Franklin | Blanca |
Boston Girls | El Círculo | Club Berlín | El Desafío | Las Diosas | El Dictamen |
Dirigo | Don Pedro | Dora | Dont Town Asociation | La Elk | Erica |
Eulalia | Evitta | Fine and Sthesh | Flor de Althea | Flor de Dascall | Flor de Fígaro |
Flor de Gentiana | Flor de José Torres | Flor de Megano | Flor del Pacífico | Galilei | Genesta |
George Peabody | El Gilberto | Giro | La Guitarra | Lady Anderson | Lavriston |
Ledia | Liberador de Vuelta Abajo | Long Fellow | Lola | La Lolita | El Louvre |
Lusline | Mapa de Cuba | Magdalena | Mariana | Medea | El Mensaje |
Mercedes | Minesota Club | Mil Humasos | La Montana | Montauk Club | Montecristo |
Napoleón | La Narcisa | Qué Placer | Pacific League | Pandora | El Patio |
Planter | El Puente de Brooklin | La Puritanita | Purity | Reciprocidad | La Regata |
La Romana | La Rubia | Senorita | Silvia | La Simpática | Spanish Club |
Spanish Panters | Teodora | El Triunfo | Tyra | U.S. Grant | |
SELECCIÓN DE ANILLAS DE LA MARCA H. UPMANN. (*20) | |||
El emperador alemán Guillermo II. | Eduardo VIII de Inglaterra. |
||
Alberto I de Sajonia. |
La Majesté Bao Dao (escudo). |
El monarca Jorge V de Inglaterra. |
(*1) El cigarro H. Upmann, el ciudadano de Bielefeld Hermann Dietrich Upmann y la creación de una marca mundial. Por Margrit Schulte Beerbühl y Barbara Frey.
(*2) La verdadera historia de la familia del cigarro Upmann. Autor Heinrich Dietrich Carl Upmann, bizieto del fundador y propietario de H.Upmann & Co. Bremen.
(*3) Fumando en La Habana: Los Upmann. Una familia alemano-cubana. Autor: Raúl Martell Álvarez. Ediciones cubanas, Artex. 2016.
(*4) Libro cien anillas de calidad en la litografía tabaquera. Autores: Florencio Giménez Caballero y Manuel López Rodríguez
(*5) Revista de la A.V.E. no. 164 P. 13, nº 169 P. 31 y nº 226 P.21.
(*6) Información varia recogida de forma puntual de coleccionistas y vendedores norteamericanos en la web.
(*7) Libro de oro hispano-Americano - Cuba - 1917.
(*8) Asturianos en Cuba. Autor Mario Luis López Isla.
(*9) Hunters & Frankau History. Historia de la compañía Hunters & Frankau. Traducción, adaptación y resumen: Traducción Hunters & Frankau
(*10) Revista www.pressreader.com. La historia de un mito. Autor: Raúl Martell Álvarez.
(*11) Revista Excelencias. Cuba y Alemania, más vínculos que distancias.
(*12) Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Hermann_Dietrich_Upmann.
(*13) Cigar journal. Herencia condenada - La fábrica H. Upmann.
(*14) Artículo de Agustin de Foxa en el ABC, Sevilla 27 abril de 1950, página 3
(*15) Artículo de Joaquin Peñaflor Valdes en el ABC, 26 de junio de 1957, páginas 56 y 57
(*16) Anuncio de los puros de H. Upmann en el diario ABC de 23-11-1965
(*17) Florida Studies Center Gallery. Foto de la factoría Carl Upmann en Tampa.
(*18) Tabaco en la periferia. El complejo agro-industrial cubano y sus movimiento obrero, 1860-1959. Autor: Jean Stubbs. 1989.
(*19) Juicio celebrado en Nueva York: Cuban Cigar Brands NV contra Upmann Intern., Inc., 457 F. Supp. 1090 (SDNY 1978).
(*20) Colección del autor.
(*21) La arquitectura tabacalera en La Habana. Autor: Alain Marrero Cordero. Las fábricas palaciegas (ss. XIX-XX). http://www.sedhc.es/biblioteca/actas/96-Marrero.pdf.
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